domingo, 17 de mayo de 2009

Crónica pospartido (Osasuna 0 - Sevilla 0), Jornada 36 de liga

. domingo, 17 de mayo de 2009

Vaya truño de partido que ha planteado hoy el mister, encuentro aburrido y casi infumable, y no confundir con partido “táctico”, que no ha sido el caso. Señalo directamente al planteamiento de nuestro equipo porque de un rival en la situación del Osasuna en vísperas de lo de hoy no se puede esperar mucho más. De hecho ellos han puesto todas sus armas en juego para intentar superarnos, cosa que no han hecho hoy los nuestros, más pendientes de tapar las virtudes del rival que lucir las propias (otra vez, o no se acuerdan del marcaje especial al temibles Plasil hace justo una vuelta?). Y cuando la diferencia de las virtudes entre ambos equipos es tan abismal el punto sumado, lo máximo que mereceríamos hoy, suena a poco.

Y señalo personalmente a Jiménez porque el planteamiento ha quedado de manifiesto desde la alineación de inicio. Palop, Navarro, Escudé, Squillaci, Konko, Romaric, Ducher, Renato, Adriano, Kanuté y Luis Fabiano. Sin extremos y apostando por un juego interior, mucho más exagerado que lo expuesto en Villareal hace dos semanas, donde al menos sacamos a Perotti. Y claro, si nuestros centrocampistas no son precisamente especialistas en el juego interior y encima no están en su mejor momento de la temporada, pues ocurre lo que hemos visto en la primera mitad. 45 minutos para arrugarlos y tirarlos a la basura. No sé que se pretendía con lo puesto hoy en el campo, lo que interpreto es que se esperaba obtener largas posesiones de balón y cansar al rival para culminar el planteamiento en una segunda parte donde los 3 jugadores más en forma de la plantilla (Navas, Perotti y Capel) pudieran hacer de las suyas. Pero lo que se ha visto es a un Sevilla temeroso (no confundir con cauteloso), encerrado a ratos por un rival muy inferior, aunque luchaba con sus armas, pero al que esperábamos sorprender a la contra con los jugadores menos indicados. Renato absolutamente perdido como supuesto interior derecho, lo que ha desconcertado a un ya de por si inseguro Konko, que no sabía cuando doblar, cuando frenar, cuando continuar la jugada o cuando, como o a quién hacer las coberturas. Romaric, por características, es un jugador de transición, no de creación, y Duscher de corte y cobertura, no de llegada. Por otro lado, Capel, Navas y Perotti son jugadores que por perfil y calidad no tiene casi ningún equipo de primera. No me voy a apuntar ahora al carro ventajista de los dos extremos y los dos delanteros, porque hay muchos partidos en una temporada y a lo largo de la misma todos los sistemas pueden ser buenos en función de las múltiples variables que rodean a este juego. Pero el año futbolístico llega a su fin, los nuestros no están en su mejor momento y es ahora cuando hay que agarrarse a lo que uno sabe hacer mejor. Y esto, en nuestro caso, no es otra cosa que balón rápido a banda, jugada de uno contra uno de los extremos y centro al área, donde no tenemos precisamente a tipos mancos. No nos equivoquemos, el partido contra el Mallorca de hace siete días no fue ni de lejos de los mejores de la temporada, y sin embargo la diferencia de categoría e intensidad entre ambos equipos quedó de manifiesto, porque así lo hacen los grandes.

Hoy no hemos hecho otra cosa que plantear de tal manera el choque que le hemos otorgado a un rival inferior (pero mucho) un 50% de posibilidades de ganar. A un rival al que un gol en contra le hubiera llenado de dudas, inseguridades y complejos. Le hemos allanado el camino hasta que han llevado el encuentro a su terreno. Tanto es así que apunto hemos estado de llegar al descanso perdiendo, merced a varias ocasiones falladas por los pamplonicas (la más clara la de Pandiani en el 28’). Los nuestros, desaparecidos en combate. Y cuando Jiménez entendió que había llegado el momento de ir a por el partido con los extremos (Navas por un Kanuté con molestias en el 52’ y Capel por Adriano en el 65’) apareció el árbitro para interpretar el reglamento de manera muy favorable para los locales (qué bien habían preparado los rojillos el terreno tras los robos sufridos últimamente), lo que culminó con la injusta expulsión de Romaric por doble amarilla en el 81’. Decir que sólo con los dos canteranos sobre el césped se palpó la diferencia de calidad entre ambos conjuntos. Pero esperar 60 minutos para ir a por un rival tan inferior (no me cansaré de repetirlo) es exponerse a unos riesgos innecesarios, como ya pasó en el partido de ida (nos empataron en el último suspiro). Como dije del Getafe, hace ya mes y medio, el que sale a empatar un partido solo merece perder. Lo único bueno (aparte del punto sumado) es que ya hemos gastado nuestra oportunidad de salir a empatar, consiguiéndolo, y que ahora sólo nos vale la victoria para seguir dependiendo de nosotros mismos.

Mankiw

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