Crónica pospartido (Barcelona 4 - Sevilla 0), Jornada 32 de liga

Mal partido el que ha salido hoy en el Camp Nou, sobre todo en una primera parte en la que todos esperábamos mucho más. Sólo se salvó Capel, el único que imprimió al partido la intensidad mínima necesaria para, al menos, hacer un buen papel. Porque ni eso hizo nuestro equipo, seamos sinceros.

Salimos de inicio con Varas, Mosquera, Squillaci, Escudé, Navarro, Maresca, Romaric, Navas, Capel, Koné y Fabiano. Comentaba con mi amigo el Morta por la tarde que no quería ver a Kanuté ni a Perotti en la alineación titular. La única manera de hacer daño a la defensa del Barça es en una jugada rápida, y para eso confiaba, supongo que igual que Jiménez, en Navas, Capel y Koné. No tanto en Luis Fabiano, ya que no creo que un delantero referencia (como lo definió el mister) fuera la solución de ataque para hoy. Tampoco quería que saliéramos con sólo dos medio campistas ante tanta calidad del rival. Y guardarse a Duscher para el domingo (desconozco si presentaba molestias) quizá fue el mensaje de “caca” definitivo. Con este panorama el Sevilla salió cediendo la pelota al Barça, pero lo peor fue que no presionaba un mínimo para molestar a los jugadores culés sino que tal y como recibía el rival se reculaba dos o tres metros. Suicidio absoluto. Si encima a todo esto le unimos que Iniesta marca un golazo en el minuto 2’ tras garrafal error creo de Luis Fabiano al perder un balón fácil, que Eto’o marca otro en el 17’ (en la tercera ocasión del Barça) y que nosotros fallamos las dos claras (minuto 11’ Navas y en el 35’ Koné), pues apaga y vámonos. Poco más se puede decir de una primera parte-monólogo.

En el descanso sale Kanuté por un nefasto Koné. Pero el problema no estaba en los nombres de los jugadores, sino en la actitud y planteamiento del encuentro. Así que no puedo entender este cambio como otra de las acciones de cara a la galería (prensa) que se marca Jiménez. Y esto es uno de los pocos fallos que el entrenador no ha sabido corregir, pero no el peor, como destacaremos poco después.

La segunda parte no pudo empezar peor. En el 55’ el Barça ya había marcado los otros dos goles, para dejar claro que no había más partido que jugar. Y en el 65’ el Sevilla ya había hecho los tres cambios (Renato por Luis Fabiano y Konko por un amonestado Mosquera), con idea de repartir desgastes. Aquí se acabó el partido.

Ni a mi ni a ningún sevillista le va a decepcionar perder ante este Barça, pero si hacerlo con la imagen que hoy se ha dado, más allá de que el rival sea mejor, haya jugado bien y haya presentado mayor efectividad que de costumbre. Los grandes partidos se pueden ganar o perder, como todos, pero hay que ponerlo todo, y sobre todo actitud, para tener las opciones que por calidad merecemos. Y esto no lo ha hecho el equipo en tres de los cuatro partidos grandes que se han jugado esta temporada lejos de Nervión (Sampdoria, Madrid, Bilbao y Barcelona. No me vendan burras con que “hay otros partidos grandes que se han ganado”). No quiero profundizar en este tema, y menos en caliente, que ya habrá tiempo de sobra cuando se materialicen los resultados de la temporada. Pero es un hecho, y lo peor es que va a dar para alimentar a las hienas hasta que se consiga definitivamente la tercera plaza, algo que no dudo.

Mankiw