Reflexiones

Dos días después ya se ve todo con más calma. Ya sólo queda mirar hacia delante y arrimar todos el hombro para terminar entre los tres primeros. El partido fue sólo eso, un partido, clave, si, pero tan clave como otros que se han ganado, seamos realistas. Tengo que ser consistente con anteriores reflexiones, y más claves me han parecido partidos de liga con sus importantísimos tres puntos en juego. Véase partidos como el del Deportivo (con uno menos), el Atlético de Madrid o el Real Madrid.

Y una vez pasado el dolor agudo de la herida reciente queda ese dolor residual, perfectamente localizado. Y es cuando me doy cuenta que no es el mismo dolor que sentí tras lo de la Sampdoria. Aquello fue un error de planteamiento en toda regla, como lo de Mallorca y algún otro. Fueron encuentros en los que no se ordenó ir a por el partido como el Sevilla sabe y debe, y eso es directa y justamente achacable a Jiménez. Lo del miércoles no fue así. Jiménez ya tiene muy claro como se ganan los partidos con este grupo, y así es como dispuso el fatídico choque de copa. Pero los jugadores no respondieron, y así lo ha reconocido el propio Luis Fabiano en rueda de prensa.

En una conversación esta mañana con mi amigo Pedro Monago (directivo e importante miembro de la Federación de Peñas), me ha convencido de algo mucho más concreto sobre lo que pasó el otro día. Los jugadores se autoconvencieron de tal manera de que eran once contra once los que jugaban el partido (además contra once a los que se les había ganado fácil y jugando a medio gas en las anteriores ediciones) que salieron pensando que serían 15 o 20 minutos de agobio y presión, en los que incluso no descartaban encajar un gol, y después a dominar y controlar el juego. Pero se encontraron con lo que vimos todos, un Athletic volcado, repartiendo la leña entre sus jugadores para no sufrir tarjetas (clásico Caparrós), pero sobre todo con una presión axifiante que duró 65 minutos (lo que tiene tener a los tuyos perfectamente descansados, cosa que no podía ni debía haber hecho el Sevilla) no 20. Y entonces la lamentable, insisto, lamentable actitud con la que salió el equipo recibió el justo castigo.

Es por ello que creo que los jugadores van a hacer hincapié en su responsabilidad absoluta, y por lo que la derrota no va a tener consecuencias negativas en lo que a nuestro devenir en el campeonato liguero se refiere. Es más, quizá debieran tener un gesto en este sentido para intentar evitar que el domingo la gente se eche encima de ellos. Sería lamentable que esto sucediera, pero desde luego, con artículos como los de Víctor Fernández en el as de hoy http://www.as.com/futbol/articulo/futbol-copa-reabre-crisis-proyecto/dasftb/20090306dasdaiftb_5/Tes, pues no me extrañaría.

En fin, que me gustaría que lo jugadores pusieran todo de su parte el domingo para ganar, y, si eso sucede, es imposible que ante un equipo tan inferior y con la grada apoyando (en respuesta al esfuerzo) el partido se escape. Espero no estar siendo demasiado optimista, pero es que no lo puedo sentir de otra forma. Pero también es posible que lo sientan de manera distinta esos 15.000 socios “de más” que tenemos ahora con el atractivo olor de los títulos últimamente conseguidos, y que ya están afilando sus labios para los silbidos que le tienen preparado al equipo el domingo a partir del minuto 5 en caso de no ir ganando. Esos socios, esos sevillistas de postín son los que hacen todo el daño, ya que además son los que creen las falacias de esos periodistas que poco interés tienen en decir lo que de verdad ocurre. Señores, que estamos terceros, y siempre que el Sevilla esté tercero en liga a estas alturas de campeonato no podré ser infeliz. Puedo sufrir alguna decepción, y ponerme triste, pero soy feliz con mi equipo, y no veo el momento de que llegue el domingo para animar más que nunca.

Mankiw